lunes, 23 de noviembre de 2015

Estar en el paro... que no parada.

Acabé la tesina y con eso el dormir poco, el comer a medias y el no tener espacio en tu semana para cosas que no sean estudiar y un paseo nocturno para estirar músculos.
He disfrutado mucho, pero más disfruto ahora, con tiempo.

TIEMPO... para mí, para dormir, para disfrutar haciendo la comida y apuntándome a talleres, cineforos y charlas gratuítas que se expanden por Bizkaia.

Miro mi agenda y sonrío entre dientes, Sophia tiene razón, no me cabe un trabajo en los huecos de la semana que quedan libres entre el euskera, el yoga, el flamenco, la fábrica feminista, las cremas orgánicas y la vida social.

Me siento afortunada de tener colegas con las que compartir la vida y hacer que sea posible vivir dignamente aún cobrando una auténtica miseria de paro.
Mi fortuna viene de ahí, de poder disfrutar(me). Sería un regalazo que ellas también pudiesen hacerlo. Tener un periodo donde poder pararse y pensar hacia dónde seguir.

Yo ahora ando en eso, me espero, me siento, y observo a otra gente. A los ojos, las miradas, los cansancios... Y pienso que aún no es mi momento, que quiero vivir más despacio, sentir con todos los sentidos cada cosa que realizo, saborear los grumos de cada acto.



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