Ahí vamos, acompañadas de Arnulfo que suele estar cerca con su gran carisma diciéndonos "ánimo compañeras".
He estado meses queriendo ir varios días con las jóvenes guerreras a dar talleres a las comunidades y ha llegado el momento. Vamos a Marqués de Comillas y a la Unión. Imagino convocando a un taller de violencias en el medio rural en Extremadura o en Euskadi y no me veo rodeada de 40 personas asistentes al taller. Pero ahí sí, ahí llegaron.

Y ahí están ellas, hablando en zoque, deslizándose por el piso de arena y hablando con energía, con dinamismo, con coraje. Contando sus propias historias y visibilizando que sí se pueden hacer las cosas de otra forma, que no hay por qué aguantar violencia simbólica, estructural, económica, por no hablar de las que ya salen a diario en cualquier noticiero.
Ahí están ellas, fuertes, guerreras, dignas, sin miedos.
Las cachorras ya no son tan cachorras, ahora tienen sus propias formas de andar, de ponerse en pie, de hacer su camino.
Seguro será un bonito camino.