miércoles, 28 de mayo de 2014

De Galeano a Braulio, de Braulio a Galeano

Cuando nos comentaron que el compañero Galeano era asesinado en La Realidad, de nuevo nos recorrió la médula espinal ese sentimiento de rabia, de ira.
Otra vez una estructura patriarcal, autoritaria, que no deja que la gente sea libre, autónoma, que pueda vivir en sus territorios sin miedo, que puedan y podamos SER.

Tú andabas de viaje en Oaxaca, me acordé de tí porque llevas 11 años viajando a este Estado, organizando las Brigadas para que la gente de Euskadi que quiera conocer esta realidad pueda hacerlo, y me imaginé lo que pensarías al leer la noticia.
Habías estado acá, conmigo, con nosotras, durante un mes. Habías echado una mano a la gente que había querido visitar la cárcel, nos habías indicado lugares, personas, nos compartiste historias de esas que te dejan con la boca abierta, esas que son un regalo a los oídos y al corazón.

El día que nos despedimos no tenías claro si ibas a volver, querías seguir tus pasos hacia otros lugares de México, para conocer otros proyectos, para encontrarte con otra gente que lucha para que todas tengamos una vida digna.

El viernes que abrí la puerta del junax y me dijeron que me buscabas me alegré, no te esperaba. Tampoco esperaba que el sólo hecho de abrir una puerta, la puerta de tu cuarto, daría paso a unos días muy duros.

Hospital, urgencias, embajada, seguro, familia...
Todo pasó muy rápido, pareciera que las cosas me atravesaban pero, cuando me di cuenta, estaba rodeada de gente que echaba una mano, te echaba su mano.

No podría explicar todo lo que me pasaba por dentro tras 7 días de hospital, de verte ir y venir, de sentirte lejos y cerca.
Pero sí sé que estos días he vuelto a sentir el calor humano, la coherencia en las luchas, la autogestión, la comunidad, el grupo... Todas las personas supimos que nos necesitabas a tu lado, cada quien tenía su papel: guardias en el hospital, llamadas a Bilbao, gente que prepara la comida para las que hacemos guardias, atención con la embajada...

Y tocaba el turno de ir a La Realidad para dar homenaje al compañero Galeano. También teníamos que estar ahí... Y lo hicimos, un grupo fue a la Realidad y otro nos quedamos acompañándote.
Pensé que me perdería un momento histórico, que te perderías un momento que te hubiera encantado vivir. Pero no fue así, creo que de alguna forma estábamos ahí, siendo coherentes con el cuidado colectivo.

Hoy, 9 días después de la entrada por esa puerta en urgencias, escribo desde Ixtepec, donde se encuentra el albergue de migrantes.
Estoy aquí porque nos organizamos, porque alguien dejó de hacer lo que estaba haciendo y agarró un bus de 15 horas para cruzarse dos estados y llegar a hacer mis turnos.
Porque hay otra gente que sigue al pie del cañón apoyándote y cuidándote.
Porque sigue la gente desde otro lado del charco, llamando, estando pendiente, dando ánimos...
Porque no estás solo.
Porque no estoy sola.

Adelante Braulio, nos encontraremos de nuevo y recordaremos a Galeano.

lunes, 19 de mayo de 2014

Harremanak_ las relaciones humanas

Hace unos años, el Gitano, en una calle de Bilbao, me enseñó una de las palabras que más peso ha tenido en mi día a día desde entonces. La palabra en euskera es Harremanak (relaciones) y está compuesta por dos palabras: HAR (tomar) y EMAN (dar). Dar y tomar, dar y recibir...

Entender las relaciones humanas desde ahí, desde el ponerte de igual a igual y comprender que todas las personas damos y recibimos de las demás, me alivió. Al igual que me alivió entender que no quiero dar y recibir de cualquier persona y que puedo elegir con quién gastar mi energía.

Estar en un lugar como este, donde a cada rato hay gente  nueva, hace que decidas entre la marea de personas que te rodean, con quién quieres elegir nadar a compás. 

Suelo tener suerte, mucha suerte, de compartir ratos con personas muy interesantes, con ideas políticas, con presencia, con fuerza, con un sentido de justicia social que te arroya. Mujeres y hombres de todos los países, de todas las edades, que vienen de situaciones personales tan diversas que parece que estoy pasando por muchos otros lugares desde un Chiapas revolucionario. 
Me siento orgullosa de tener la opción de vivir y compartir momentos con gente que trabaja en espacios de autogestión, de pedagogía libertaria, de lucha por los derechos de las personas indígenas, de las personas migrantes... Es bonito ver cómo vamos juntas a manifestaciones y a espacios de protesta como hoy, donde en la Plaza de la Resistencia de San Cristóbal, bajo una lluvia que parecía que el cielo se caía, ahí estaba la gente, bajo plásticos de colores, visibilizando la muerte de un compañero a manos de los paramilitares en uno de los caracoles (comunidades autónomas organizadas) en Chiapas.
Me alegro de encontrarme a otra gente que decidió pedirse una excedencia para vivir otra historia en otro lugar. 

Creo que he sido afortunada por la gente que he ido conociendo en mi vida, pero ahora soy más consciente de ello. Es un gusto compartir con gente que lleva vida a espacios de desesperanza.
Es un placer cada charla, cada comida compartida, cada debate, cada situación...
Me encantaría contaros de mis compañeras aquí, de la gente con la que paso el día a día, pero seguro que me dejo gente atrás y eso estaría feo. Pero ya habrá tiempo de hablaros de esta gente tan grande, con una café o una comida rica delante.

Que disfruten de la gente que les rodea, de las que reciben y a las que dan.