viernes, 14 de febrero de 2014

Dónde vivo y qué hago

Ayer hice un mes por estas tierras y parece que fuera un año.
Es difícil trasmitir mi día a día aquí, pero intentaré hacer un esbozo para que podáis imaginarlo.


Vivo en Junax, un centro para personas voluntarias que vienen a trabajar en su mayoría con el http://www.frayba.org.mx/ el Centro de Derechos Humanos.
Normalmente vivimos unas 13 o 14 personas juntas, varias colaboramos con otras asociaciones, sobre todo con mujeres indígenas, pero el resto del grupo integrante de la gran casa comunal son, literalmente escudos humanos. A nivel formal e institucional se les denomina "observadores internacionales". Suelen ir a las comunidades donde hay algún riesgo de violación de derechos, para estar ahí, sin más. Es más complicado explicar la desaparición de una alemana que de una chiapaneca.
Duele decir esto, escribirlo, siquiera pensarlo... pero la realidad es que el color de piel y de pelo sigue siendo una distinción, un status social.

En casa estamos estables unas 8 personas, el resto de la gente va variando bastante. Cada semana llega gente nueva y se va gente con la que estás compartiendo tu día a día, tus preocupaciones y tus filosofías. A veces me cuesta bastante, se van trocitos de tí cuando has conectado mucho con alguien y de repente marcha. Pero, como dice Arkaitz, un compañero euskaldun, siempre encuentras a alguien que sustituye ese huequito.

En la asociación ya me han dado una tarea más estable. Daré los lunes un taller de redacción en castellano a 5 mujeres de 3 culturas y 3 idiomas distintos. Todo un reto esto, pero con muchas ganas.

Y en cuanto a la vida aquí... compartir una pequeña anécdota:
Siempre me ha gustado andar, tengo las piernas largas y me llevan lejos. Aquí, es curioso ir andando por la calle, en las altísimas banquetas que hacen de acera es muy complicado pasar varias personas a la vez, sobre todo si se van en sentidos contrarios. Hasta hace pocos años, a las personas indígenas se las prohibía ir por las aceras, debían bajarse a la carretera cuando se cruzaban con alguien. Aún hoy las personas mayores, cuando te ven venir, bajan disimuladamente. Yo repito el mismo gesto y curioseo buscando su mirada al cruzarme con ellas, sus ojos rasgados suelen mirarte extrañadas.

martes, 4 de febrero de 2014

Sobre el foro, un trocito de historia.

Tres días de foro, cuatro días en DF, y otros cuatro día para volver a la calma.
Aquí el tiempo pasa de otra forma, es distinto, como si te jalara, te agarrara, te removiera hasta las entrañas. Muchas historias distintas, muchos sentimientos encontrados... hoy toca contar un pedazo de ellas.

El viernes 24 nos pasamos el día preparando cosas para el foro y compartiendo comida con las compañeras que iban llegando de otras comunidades. 
Intercambiamos comidas, nosotras hicimos pizzas artesanas en un horno de barro y leña, y ellas traían sus tlelayudas, sus tortillas (de maíz) y las sopas de verduras.

El sábado comenzó todo muy temprano, desde las 7,30h estuvimos registrando a gente que llegaba y explicándoles las formas de participación: si eras mujer indígena eras participante activa, si eras mestiza, hombre o güera eras observadora, o si venías de apoyo tomabas fotos, hacías las relatorías o grababas en vídeo.

Durante el sábado y el domingo se habló de los tipos de violencia que las mujeres sufrimos en el mundo, en los diferentes estados y en las comunidades. Se hablaba en tzotzil, en tseltal y en castellano, aunque había 9 idiomas indígenas y 3 idiomas extranjeros.

Teníamos espacios en plenaria y espacios en grupos, donde nosotras tomábamos las relatorías. Soy güera y del grupo de apoyo, así que no tenía ni voz ni voto en el foro, sólo podía escribir en el ordenador lo que escuchaba. 
Sólo escribir... aunque mi mente va rápida, y en realidad estoy muy atenta a lo que escucho, a lo que siento mientras cuentan sus historias en la mesa que me ha tocado, creo que no puedo procesar lo que están compartiendo. En algunos casos sientes pena, lástima, rabia, fuego en el estómago... en otros alucinas con lo que cuentan y no compartes lo que dicen, pero sólo escribo y no me da tiempo a procesar todo.

Tras varias horas de debate en grupos y plenarias, dejamos para el domingo un par de horas de debate y la puesta en común.
Ahora comienza la cena, hacer cola para ir a comer cada una con nuestro vaso y nuestro plato.
Luego vienen los bailes tradicionales, las poesías, las canciones y los rituales de las compañeras.
Me recuerdo muy cansada a las once de la noche.

Llega de nuevo el domingo, de nuevo escribimos lo que quieren compartir y nos vamos a la puesta en común. Se dicen muchas propuestas, se comentan ideas, se avanza en propuestas para trabajar en equipo, en crear una red de mujeres que protejan los derechos de las mujeres en todo México, para que estén informadas de lo que pasa en cada estado, en cada comunidad, y puedan cooperar juntas.

Después de comer tamales bien ricos, nos llega el turno de marchar. Kakun y yo nos vamos en un autobús nocturno a México D.F., y Udane se queda en SanCris para acompañar a las compas a la rueda de prensa y las reuniones posteriores.

Tras 13 horas de autobús, tengo la sensación de estar en otro lugar del mundo bien distinto... pero eso ya es otra historia.

Si quieres ver alguna foto, mira aquí_ http://www.flickr.com/photos/sandra_jelou/